En contraste al omnívorismo, el vegetarianismo presenta ventajas en términos energéticos y ecológicos, de las cuales hablaremos a continuación.
Hoy en día, la producción pecuaria implica un alto gasto energético ya que, según un informe publicado por la ONU el año 2009, para producir un kilogramo de carne se necesitan alrededor de 7 a 10 kilogramos de cereales. Además, otro informe publicado por la FAO, señala que cerca del 35% de los cereales producidos globalmente, son destinados a la alimentación del ganado. Esta mala distribución de los alimentos, en otras palabras, el destino equivoco que tienen los cereales producidos en servir de alimentos para el ganado y no para el consumo humano, genera una sobreproducción de alimentos innecesaria en comparación a los que debieran producirse.
Por su parte el vegetarianismo en términos ecológicos beneficia una disminución en la pérdida de hábitat y ecosistemas ya que al no incentivar la industria ganadera, la demanda por uso de suelo destinada a alimentar a los animales disminuye (así, por ejemplo, se dejarían de destinar de 1 a 4 hectáreas por año a la producción de alimentos para una vaca). También, este tipo de dieta -la vegetariana- al no incentivar la demanda de la industria ganadera, favorece el descenso de los gases de efecto invernadero las mismas. Cerca del 18% (de dichos gases) medidos en equivalencia de CO2 que contribuyen al cambio climático son producidos por dicha industria, por sobre, incluso, las fábricas o el transporte.
Gráfico 1: Productores de gases efecto invernadero por sector.
Fuente: ARRIETA, 2013.
Razones como querer evitar el cambio climático o la protección de los ecosistemas, quizá debieran ir acompañadas de premisas como el vegetarianismo.

Referencias:
- ARRIETA E.M., (2013). ¿Por qué ser vegetariano? Beneficios ambientales sanitarios y sociales. Córdoba, Argentina. URL: http://casavegetariana.com/libros/mirada_cientifica.pdf (acceso 2 enero 2016).
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